Hoy estamos de Guardia!!

El Blog de los Técnicos y Estudiantes de Salud de la Argentina

Las infecciones nosocomiales son problemáticas porque ocurren en personas en quienes la salud ya está comprometida por la condición por la cual fueron hospitalizados en un principio. Los Centros para el Control y Prevención de las Enfermedades de los Estados Unidos (CDC; Atlanta, GA, EUA) han mostrado que aproximadamente el 36% de las infecciones adquiridas en los hospitales (IAHs) son prevenibles si los trabajadores de la salud siguen guías estrictamente.
Las IAHs están relacionadas frecuentemente a un procedimiento o tratamiento usado para diagnosticar la enfermedad o herida inicial del paciente. Los organismos causantes pueden estar presentes en el cuerpo del paciente, provenir del ambiente, equipo hospitalario contaminado, trabajadores de la salud u otros pacientes.
Una infección puede comenzar en cualquier parte del cuerpo. Una infección localizada está limitada a una parte específica del cuerpo y tiene síntomas locales. Cuando una herida quirúrgica en el abdomen se infecta, el área alrededor de ella se inflama. Una infección generalizada se presenta cuando los microorganismos entran a la sangre. Esto puede causar síntomas sistémicos como fiebre, escalofríos, hipotensión o confusión mental. Si se desarrolla una sepsis, una infección seria, rápidamente progresiva, multiorgánica, ésta puede ser fatal.
Los tipos más comunes de IAHs son infecciones urinarias (IUs), neumonía asociada a los ventiladores e infecciones de las heridas quirúrgicas. El Sistema de Salud de la Universidad de Michigan (MI, EUA) reporta que las fuentes más comunes de infección en su hospital son los catéteres urinarios, los catéteres venosos (en la vena) centrales y los tubos endotraquiales. Los catéteres que entran al cuerpo permiten que las bacterias caminen a lo largo del exterior del tubo al interior del cuerpo donde encuentran la forma de entrar en la sangre. Aproximadamente el 24% de los pacientes con catéteres desarrollan infecciones por éstos, de los cuales, el 5,2% se volverán infecciones de la sangre. Se ha demostrado que la muerte ocurre en 4% a 20% de las infecciones relacionadas con los catéteres.
La neumonía es el segundo tipo más común de IAH. Las bacterias y otros microorganismos entran fácilmente a la garganta por los procedimientos de tratamiento realizados para tratar las enfermedades pulmonares. Los pacientes con enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC o asma) son especialmente susceptibles a las infecciones debido a la terapia frecuente y prolongada con antibióticos y la ventilación mecánica durante tiempos largos usada en sus tratamientos. Los microorganismos infectantes pueden provenir de equipo contaminado o de las manos de los trabajadores de la salud a medida que se hacen los procedimientos como la intubación respiratoria, la succión de material de la garganta o la boca y la ventilación mecánica. Una vez introducidos a través de la nariz y la boca, los microorganismos colonizan rápidamente el área de la garganta. Estos significa que crecen y forman una colonia, pero que todavía no han causado una infección. Una vez que se coloniza la garganta es fácil que un paciente aspire los microorganismos a los pulmones, donde se encuentra la infección.
Actualmente, las infecciones nosocomiales, o infecciones adquiridas en los hospitales (IAH) son diagnosticadas generalmente entre 2 a 4 días después del ingreso de un paciente al hospital, ya que el paciente desarrolla una fiebre inexplicable por la enfermedad de base. En los pacientes ancianos los primeros signos de infección pueden ser un aumento en la respiración o confusión mental.
Los organismos responsables por las infecciones nosocomiales o adquiridas en el hospital (IAH) deben ser identificados por el laboratorio clínico lo más rápidamente posible. Esto permite que el personal hospitalario trate y aísle a los pacientes infectados, escoja el tratamiento apropiado, y prevenga el uso exagerado de antibióticos.
Las pruebas de laboratorio que se hacen, incluyen el hemograma (CBC), especialmente para buscar un aumento en la infección--leucocitos combatientes de la infección (WBCs); uroanálisis, buscando leucocitos o evidencia de sangre en el tracto urinario, cultivos del área infectada, sangre, esputo, orina u otros líquidos corporales o tejidos para encontrar el organismo causante. El laboratorio también revisa todos los procedimientos realizados que pueden haber provocado la infección.
A los organismos se les determina la sensibilidad a los antibióticos para que el paciente pueda ser tratado de manera rápida y efectiva. Muchas bacterias se han vuelto resistentes a los tratamientos antibióticos estándar, especialmente cuando los pacientes con enfermedades crónicas reciben terapia antibiótica durante períodos largos. Si esto sucede, el paciente es tratado con un antibiótico más específico para el cual el organismo es sensible.
Las pruebas más novedosas facilitarán el tratamiento antibiótico de los pacientes más temprano y apropiado. Esto podría conducir también a la implementación más temprana del control que ayudarán a prevenir la transmisión de los patógenos a otros pacientes. Fuente: Labmedica.es

Post Relacionados